sábado, 2 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 44


Pablo siguió a Helena, pero a mitad del camino se encontró a Laura que lo jaló hacia la biblioteca. 


- Me puedes explicar que fue todo eso. 
- ¿Qué cosa? 
- Que nuestro compromiso no fuera anunciado, y tu y esa bailando. 
- Esa se llama Helena. Y no se puede dar el anunció de un compromiso que no existe. 
- Pero tú me ibas a pedir esta noche. 
- ¿Según quién? 
- Pues todos. 
- No te dejes influenciar por los rumores Laura. 
- ¿Todo es por ella verdad? 
- Por Helena, sí. La amó y nunca podría amar a otra persona. 
- Helena, Helena, Helena, pero que no te das cuenta de cómo es. 
- ¿Cómo es de qué? 
- Primero llega y te coquetea y eso hace que te olvides de lo nuestro. 
- Nunca hubo un nuestro, que no entiendes que yo no podría atar mi vida a alguien como tú. 
- Pero sí prefieres a la zorra esa, que quien sabe a cambio de qué favores conseguiría el trabajo que tanto presume. 
- Cállate, tú no conoces a Helena. 
- La dejaste de ver 10 años, es obvio que la gente cambia, ve tú a saber con cuantos no se habrá ac…. 
- Ya fue suficiente – intervino Miguel que estaba en la puerta, con Renata y Helena a su lado. 
- Hel… - dijo Pablo, pero ella no lo escuchó. Salió corriendo hacia su habitación. Él trató de seguirla. 
- Espérate Pablo, tenemos que resolver primero esto. Renata ve a ver a Helena. 
- Si, papá. – dijo mientras salía con dirección a donde se había ido su amiga. 
- En esta casa, NADIE ABSOLUTAMENTE NADIE, va a insultar a Helena. Ella es una hija para Magda y para mí. Y quién se atreva a poner en duda su integridad no merece pisar este suelo. 
- Y ahí viene el padrino protector – respondió sarcásticamente Laura. 
- Te pido, NO más bien TE EXIJO, que en este momento hagas tus maletas y te vayas de mi casa. – la cara de Miguel no dejaba lugar a dudas. 
- Pablo, ve lo que está haciendo tu padre. 
- Él no está haciendo nada que yo no haría. 
- No me puedes hacer esto. 
- Oh claro que puedo, tu relación conmigo se terminó y tienes 20 minutos para irte antes de que saque por la fuerza de este lugar. 

Una de las empleadas acompañó a Laura hasta la habitación que ocupaba y se encargó de que estuviera lista antes del término. Después la llevó por la puerta trasera de la finca, donde Miguel y Pablo la esperaban. 

- El chofer se encargará de llegues a la ciudad.- fue la última frase de Miguel que se retiro una vez dicho esto. 

Laura no pudo decir más pues la puerta de la finca se cerró de inmediato. Ella no tuvo más remedio que subirse a la camioneta y emprender su viaje de regreso a la ciudad. 

Helena y Renata estaban en el jardín privado al que tenía acceso la habitación de Helena. 

- Ya olvida lo que dijo esa mujer. 
- No, Renata. No me siento mal por lo que dijo. 
- ¿Entonces? 
- Es que no puedo creer que Pablo se vaya a casar con ella. 
- ¿Qué? ¿Quién te dijo esa tontería? 
- Ella, me dijo que Pablo y ella se iban a casar. Y que su matrimonio sería anunciado hoy. 
- Pero has visto se trataba del de Alfredo y yo. 
- SI, pero eso no quita el hecho de que Pablo le haya pedido matrimonio. 
- Helena, no seas tonta. Mi hermano no podría casarse con alguien como ella. Que no te das cuenta de que sigue enamorado de ti. 
- Pero… 
- No hay pero que valga, simplemente observa. Has logrado en 3 días lo que ninguna mujer logró en 10 años. Esa canción que tocó el grupo al inicio solo la pudo escribir él, y si ha reído en estos últimos días es gracias a ti. Laura lo hacía muy miserable últimamente. 
- Es que si no hubiera regresado a México, él… 
- Él nada, tú volviste y ahora puedes tener todo con él. Por favor Hel, vamos a regresar a la casa. Habla con él. 
- No, Ren. Tú adelántate si quieres yo necesito despejar mi mente. 
- Está bien. 

Renata regresó a la casa y se encontró con Alfredo que ya la esperaba impaciente. Los dos se reintegraron a la fiesta. 

Pablo vio que al regresar Renata, no estaba Helena y dejó pasar un tiempo prudente para preguntarle a su hermana. Mientras la fiesta continuaba en su apogeo. 

- ¿Dónde está Helena? 
- En el jardín de su habitación 
- Debo hablar con ella. 
- Pablo dale un poco de tiempo, son muchas cosas para ella. 
- Pero tengo que explicarle que nunca me comprometí con Laura, ni pensaba hacerlo. 
- ¿Qué? 
- Laura engañó a Helena para mantenerla alejada de mí. Cómo si eso fuera suficiente para dejarla de amar. 
- Lo sabía, esa tipa nunca me agradó. Y sé que nunca podrías olvidar a Helena por ella. Pero admítelo Pablo si Laura no se lo hubiera dicho, ella podría haberlo oído de la gente del pueblo o de la finca. 
- Estaban en un error, porque me vieron recogiendo un paquete de la joyería de la ciudad. Y nunca pensarían que te casarías tan pronto. 
- Creo que debí decirle a Helena que éramos Alfredo y yo lo comprometidos. 
- No importa más, pero ahora entiendes por qué debo hablar con ella. 
- Está bien, solo dale un poco de tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario