martes, 5 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 47

Cuando Helena despertó vio que estaba a punto de amanecer. El poco tiempo que había dormido, lo había hecho en plenitud. Por 10 años su sueño no había sido tranquilo pero ahora en los brazos de Pablo, de nuevo había recuperado la paz. 


- Buenos días. – dijo Pablo sacándola de sus pensamientos, mientras le besaba la coronilla 

- Buenos días 
- ¿Cómo dormiste? 
- Excelente, como no lo había hecho en años ¿y tú? 
- De maravilla. El tenerte en mis brazos es la forma más bella de dormir. Ni siquiera sé si voy a poder soltarte. 
- Nadie te lo está pidiendo. 
- Mmm eso me gusta. 
- Lo complicado de disfrutar tanto esto es qué voy a hacer cuando me vaya. – Helena sintió como el cuerpo de Pablo se tensó al instante. 
- ¿Irte? 
- Si, mañana me regreso a la ciudad, tengo que presentarme en la inauguración de las oficinas, en dos días. Y aún me falta poner en orden mis cosas en el departamento donde viviré. 
- Ah ya veo. 
- Hey, no pongas esa cara. Nos encontraremos en la ciudad, ¿sí? 
- No, ni lo pienses. 
- ¿Qué? 
- Me iré contigo, te perdí 10 años y no pienso perderte ni un segundo más. 
- ¿De verdad, te regresarías conmigo? 
- Cuando te he mentido. 
- Nunca 
- Helena, ya no tengo fuerza para permanecer lejos de ti. 
- Yo tampoco. Pero tengo obligaciones que cumplir y por eso me voy. Porque si fuera por mí, me quedaba aquí en tus brazos por el resto de la eternidad. 
- Yo sería muy feliz si pudiéramos hacer eso. Me encanta sentirte cerca. – Después de unos momentos de silencio Pablo le hizo una pregunta que lo acosaba desde el día anterior. 
- Ayer ya no te pregunte pero ¿cómo es que sabías la letra de la canción que te cante? 
- Oh, eso. Pues vas a decir que estoy loca pero la conocía de mis sueños. 
- Explícate 
- Verás que cuando estaba en New York, una de las tantas veces que soñé contigo, soñé que me llevabas serenata como cuando éramos novios y cantabas esa canción. Hice un gran esfuerzo por no olvidarla porque la letra es hermosa. ¿Crees que estoy loca? 
- Claro que no. Me encanta que sueñes esas cosas. Además te he de confesar que a mí me pasó varias veces que mi imaginación me traicionaba. 
- ¿Cómo? 
- Hace unos 3 años fui a Buenos Aires y creí verte en el Aeropuerto, pensé que haber visto a Soda Stereo una noche antes, me había alterado los recuerdos y por eso mi imaginación me traicionaba; por eso cuando te vi en ese elevador creí que era mi imaginación de nuevo. 
- Espera, ¿Fuiste a ver a Soda Stereo? 
- Si. Estaba en Buenos Aires visitando a unos amigos y me quede a su concierto. 
- Pablo tu imaginación no te traicionó ninguna vez. Yo también estaba en Buenos Aires en esa fecha y fui a ver a Soda Stereo. Probablemente si era yo a quien viste en el Aeropuerto. 
- No lo puedo creer, estuve tan cerca de ti y no lo supe. 
- Ya no importa más Pablo, parece que el destino se empeñaba en separarnos. Pero ya no más. 
- Nunca más. 

Estuvieron en la cabaña hasta que amaneció por completo, después se fueron de regreso a la finca. Como aún estaba fresco, y Helena traía el mismo vestido escotado de la noche anterior, Pablo la cubrió con su saco. Algunos de los empleados al ver esta escena se imaginaron que ellos habían vuelto, pues sabían lo que había pasado con Laura. 

- ¿Quieres nadar un rato? – le preguntó Pablo a Helena que al pasar por la alberca se agachó para sentir la temperatura del agua 
- Sí, el agua esta perfecta. – en realidad estaba fría, pero ella aprendió a nadar en agua muy fría cuando se fue a Alemania. 
- ¿Me dejas acompañarte? 
- Pero qué pregunta es esa. Claro que puedes nadar conmigo. 
- Solo me aseguraba – dijo con una sonrisa traviesa. 
- Me voy a cambiar, te veo en 15 minutos. 
- Aquí te veo. – se despidió con un beso, largo y lento que le despertó todos los sentidos. 

Helena entró a su habitación, y decidió darse un baño rápido, necesitaba pensar un momento en todo lo que había pasado, pero entre mas lo pensaba mas se daba cuenta de lo increíble que había sido estar con Pablo después de 10 años. 

Cuando salió, Pablo ya la estaba esperando. De nuevo para él, el verla en traje de baño era toda una experiencia, estaba totalmente enamorado de ella, pero sabía que en su caso el amor no lo cegaba. 

- ¿Vamos? – le preguntó ella, al ver que estaba estático. 
- Claro. – avanzó y le tomo la mano. 

Para variar Pablo estuvo jugando con ella, hasta hacerla reír. Sin darse cuenta se acercó mucho a Pablo y él puso sus manos alrededor de su cintura. De inmediato todos sus sentidos despertaron, era demasiado, sentía que su piel iba a arder en llamas, casi por instinto sus manos fueron al pecho de Pablo y colocó su cabeza en su hombro. La risa de ambos terminó y solo hubo silencio. Un segundo después Helena pensó de romper el abrazo antes de que alguien los viera. 



- No Helena, quédate un segundo más así, por favor – rogaba Pablo 
- Pablo – decía sin intención de moverse más. Ella deseaba estar en sus brazos toda la vida. 
- Shh, no digas más. – disfrutaron los instantes que estuvieron así hasta que llegó Renata. 
- Por fin, ya era hora – gritó desde la entrada. Lo que hizo que se separaran y cuando se vieron a los ojos una sonrisa iluminó sus caras. 
- Hola, Ren – dijo Helena aún con la sonrisa y los ojos brillantes. 
- Les preguntaría cómo están pero creo que eso sobra. 
- Lo que sobra eres tú – respondió Pablo sarcásticamente 
- Ni porque estas enamorado, dejas de ser cruel conmigo. Yo esforzándome por traerte a Helena y así me lo agradeces. – Renata tenía esa cara de chantaje que no cambiaba con los años. 
- Lo sé, gracias Ren. Nunca lo voy a olvidar. 
- Así está mejor. Será mejor que se apuren porque ya vamos a desayunar. 
- Está bien, ya vamos. 

Llegaron juntos al comedor, donde todos los estaban esperando, pero nadie se animaba a cuestionarlos simplemente se conformaban con ver el brillo de sus ojos y sus sonrisas. 



- Bien, Renata y ya saben la fecha de la boda – preguntó su tía 
- Pues creemos que en marzo, antes de que Alfredo tenga que presentarse en el CERN, así aprovecharíamos para instalarnos. 
- ¿Te vas a ir a Ginebra? – preguntó Helena 
- Sí, Alfredo ha sido llamado por el CERN, y aunque él va a irse antes por las pruebas que tiene que hacerse, pues definitivamente me iré con él después de la boda. 
- Muchas Felicidades Fred, sé lo difícil que es llegar a ese lugar. 
- Gracias. 
- Solo hay algo que no me gusta. 
- ¿Qué es? 
- Pues que me vas a separar de Ren. Apenas llego y ella se va. 
- Pero si te dejo en excelentes manos. Te puedo apostar que con Pablo a tu lado no me extrañarás tanto – respondió Renata, dejando en evidencia lo que todos querían saber. 
- Vaya, ahora entiendo porque les brillan los ojos – dijo entre risas la tía Lety 
- Hoy sí que es un día que debemos de celebrar, mis gemelos por fin encontraron el amor – agregó con gran ánimo Magdis. Mientras Helena y Pablo se miraban un poco apenados. 
- Sé que podría parecer muy pronto después de todo lo que ha pasado pero nos hemos dado cuenta que no podemos pasar más tiempo separados. – comentó, Pablo en todo de disculpa. 
- A nosotros no nos tienen que explicar nada hijo, sabemos todo lo que han vivido y no podemos reclamarles nada. – Al parecer a Miguel le hacía muy feliz el que su hijo estuviera con Helena. Aunque a decir verdad era a toda la familia, y muchos de los empleados de la finca también, pues conocían su historia. Lo complicado sería en la ciudad donde nadie sabía nada.
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La canción del reproductor, tiene que ver con el capítulo de hoy por la mención que hacen de ese gran grupo: SODA STEREO. Es considerada una de sus mejores canciones y como dato extra es la canción favorita de Pablo, además de ser la versión del concierto que presenciaron Pablo y Helena en Buenos Aires.
Te vi volar, te vi volver, pero nunca te veré caer. FUERZA CERATI

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