sábado, 9 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 51

Los días pasaron, Pablo y Helena trataban de olvidar lo ocurrido en la fiesta de Raúl. Un día de finales de Noviembre, Helena había quedado de ir a comer con Pablo, pero recibió una visita inesperada.

- ¡Hermosa!
- ¿Oliver? ¿Qué haces aquí? – Helena no podía creer lo que estaba viendo. Oliver estaba en la puerta de su oficina.
- No te agradó mi sorpresa – dijo un poco decepcionado.
- Claro que me agradó pero definitivamente es algo inesperado. ¿Por qué no me avisaste que vendrías?
- Porque quería darte una sorpresa y mira que lo he logrado.
- Vaya que sí.
- Pero bueno ven acá y dame un abrazo – exigió Oliver.
- Claro, que gusto que estés aquí. – los dos amigos se fundieron en un abrazo.
- Bueno y ¿qué ha habido de nuevo en tu vida?, tiene mucho tiempo que no platicamos.
- Sí, lo sé. En parte ha sido mi culpa, he estado muy ocupada.
- No te preocupes, yo también he sido absorbido por el trabajo.
- Y bueno si es así, ¿cómo es que estas aquí?
- Pues hay planes entre la Unión y tu país para impulsar ciertas áreas y el Parlamento me ha enviado a mí y a otros analistas, para finalizar el tratado.
- Increíble.
- ¿Y cuánto tiempo te quedarás?
- Sólo 3 días.
- Tan poco – dijo Helena con algo de decepción, pues en verdad le gustaba ver a Oliver de nuevo.
- Sí, pero puedo darme un tiempo para estar contigo.
- Eso es genial, ¿qué tal si aprovechamos ese tiempo y te invito a comer?
- Me parece estupendo.
- Perfecto, sólo tengo que hacer una llamada y nos vamos.
- Tómate tu tiempo que saludare a Antoine.
- Claro.
- Te busco en su oficina.
- Está bien.

Oliver salió de la oficina de Helena y esta aprovecho para hacer la llamada que tenía pendiente.

- Compañía Duart, buenas tardes.
- Sussy, habla Helena. Me comunicas con Pablo.
- Srita. Lascurain, el señor Duart está en una reunión muy importante y nos pidieron no interrumpir pues los clientes con los que están son muy especiales.
- No te preocupes, lo había olvidado.
- Gusta dejarle algún mensaje.
- Si, dile por favor que me surgió algo y que no podré comer con él hoy.
- Yo le daré su mensaje.
- Gracias, Sussy, hasta luego.
- De nada señorita, que esté bien.
- Igualmente, Adiós.
- Adiós.

Helena salió a encontrarse con Oliver y cuando llegó a la oficina de Antoine, se enteró que los planes de la Unión Europea y el gobierno de México, que eran muy importante para las actividades que desempeñaban en la oficina donde trabajaba ella. La plática se alargó algunas horas.

- Bien, creo que esto resuelve algunas de mis dudas. – terminó por decir Antoine.
- Me alegro.
- Gracias Oliver, ahora si te dejo libre para que vayas a comer con Helena.
- Está bien, nos vemos.
- Hasta mañana – dijo Helena.
- Ven Oliver, mi auto esta en el estacionamiento – señaló Helena cuando salieron de la oficina de Antoine. Bajaron por el elevador y salieron del edificio.
- Estás aún más hermosa que cómo te recordaba – dijo Oliver al ver a Helena iluminada por la luz del sol. Él tomó su rostro y la besó.
- Oliver…
En la empresa de los Duart, la secretaría dio el mensaje a Pablo y este se sintió un poco mal por no responderle a Helena. Así que decidió ir a buscarla al trabajo. Cuando iba llegando, y alcanzó a ver la escena entre Oliver y Helena; reconoció a Oliver, por las fotos que Renata le había enseñado alguna vez. Ni siquiera se detuvo más tiempo, aceleró y se fue antes de que Helena lo viera.

- Perdóname, no pude resistir más – él estaba apenado por ver la reacción de Helena.
- Tenemos que hablar, Oliver, hay muchas cosas que no te contado. – Ella se sentía incómoda por la situación pues no le había dicho nada sobre su relación con Pablo. – Pasaron muchas cosas en la finca después de que hablé contigo.
- ¿Cosas?
- Pablo y yo estamos juntos de nuevo.
- De qué estás hablando, él se iba a casar.
- Todo fue una mentira. Perdón por no decírtelo antes pero quería hacerlo de frente y estaba decidida a irte a buscar a Francia.

Se dirigieron al estacionamiento y en el camino hacía el restaurante Helena le contó todo a Oliver.

- No lo puedo creer. – dijo cuando terminó de oír el relato
- Perdón, Oliver.
- No te puedo decir que me alegra, porque después de todo tenía la esperanza de que el matrimonio de Pablo te ayudara a decidir y te fueras conmigo a Francia. Pero creo que ahora ya nada puedo hacer.
- Yo fui una tonta. No debí precipitarme de esa manera. Nunca ha sido mi intención hacerte daño.
- Ya nada puedes hacer Helena. Olvídalo.
- Oli… - dijo Helena al ver que Oliver se levantaba de la mesa.
- Será mejor que me vaya. Perdón Helena. Adiós.
Ella no sabía qué hacer, lamentaba perder así a Oliver, que la había apoyado tanto pero no podía no decirle lo que pasaba con Pablo. Solo rogaba porque algún día Oliver la perdonara.

Cuando llegó a su departamento marcó al celular de Pablo y la mandaba al buzón. Así que decidió marcar a la oficina a ver si seguía ahí.

- Sussy, soy Helena. ¿Pablo sigue ahí?
- No, salió hace unas horas y hace poco llamó para avisar que necesitaba un boleto de avión para Londres. Su vuelo partió hace una hora.
- ¿Qué?
- Al parecer tiene un viaje de negocios.
- Está bien. Gracias
- Hasta luego. Helena colgó, lo que había hecho Pablo la dejaba muy desconcertada. 

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Recomendación: Un buen Perdedor - Franco DeVita

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