miércoles, 27 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 69

- Se ve divinamente hermosa Sra. Duart. 
- Usted también se ve encantadoramente hermoso Sr. Duart – la forma en que Helena dijo el nombre de su esposo les causo risa y provocó que ya no resistieran más tanta formalidad. 
- Pablo – dijo Helena arrojándose a sus brazos. 
- Mi Helena, por fin eres mi esposa. Siempre serás mía, y velaré por tu felicidad a cada instante. 
- Soy tan feliz a tu lado, convertirme en tu esposa ha sido lo más hermoso de mi vida. Solo te quiero a ti. – Helena no pudo aguantar más y besó a Pablo, su beso no fue tierno, más bien fue intenso, pues estaba lleno de toda la emoción que la celebración les había dejado. 
- Hemos llegado – dijo el chofer. 
- Bien, será momento de entrar – respondió Helena. 
- Si por mi fuera te raptaría en este momento y nos iríamos de luna de miel. 
- Yo también lo desearía, pero Magdis tiene razón, tenemos obligaciones que cumplir. 
- Lo sé, entonces venga conmigo Sra. Duart. 
- Encantada Sr. Duart. 

Entraron al área donde todos los invitados ya los esperaban esperándolos. Los recibieron con calurosos aplausos y ellos se dedicaron a saludar personalmente a casi más de 1500 invitados. Las mesas estaban iluminadas en diferentes colores y divididas por zonas, debido a la importancia de algunos invitados; cada una estaba adornada por centros de mesa altos y bajos de flores blancas y sillas de vidrio y plástico transparente. 

La cena se sirvió poco después y todos se deleitaron con los exquisitos platillos que fueron preparados por el mejor chef de ciudad, amigo de Verónica. 

Una vez recogido el servicio, procedieron a pasar al centro de la pista para bailar su canción, que sobra decir fue esa bella composición de Álvaro Carrillo, Sabor a mí. Pablo colocó una de sus manos en la cintura de Helena y la atrajo hacia él; Helena colocó su mano en el hombro de Pablo y unieron su otra mano, comenzaron a bailar y Pablo para no perder la costumbre le cantó al oído. 


- Mi Helena, Te amo – dijo Pablo con devoción, los ojos de Helena se llenaron de lágrimas al recordar todo lo que tuvieron que pasar para llegar a ese momento. 
- Te Amo, Pablo – logró responder con la voz entrecortada. 
- No llores, no hoy – trató de consolarla Pablo. 
- Es nostalgia y felicidad. 
- ¿Nostalgia? 
- Sigo sin perdonarme el haberte dejado, lo que te hice no tuvo justificación. Te cause tanto dolor y tu no lo merecías. 
- No, Mi Helena, no pienses en eso. Lo que importa es que estás aquí, a mi lado. Y sobre todo que ya eres Mi Esposa. Te prometo que lucharé cada día para hacerte la mujer más feliz del universo, dedicaré mi vida entera a cumplir tu más mínimo deseo. 
- Todo lo que deseo es estar a tu lado siempre y mientras eso pasé seré la mujer más feliz del universo – Pablo le limpió las lágrimas con el pulgar y le beso tiernamente las mejillas. 

Al terminar la canción los invitados aplaudieron y vieron como Helena, pasó a bailar con Álvaro y Pablo con Magdis, después pasaron Renata y Miguel que no paraba de sonreír al ver a su ahijada por fin casada con su hijo. 

Los invitados se concentraron en la pista y bailaron durante varias horas. La fiesta fue ambientada por diversos grupos musicales, algunos artistas, y DJ’s. Todo marchaba conforme los planes de Magdis. 

El momento de partir el pastel de bodas llegó, era un pastel bellamente decorado, hecho por uno de los mejores reposteros de Suiza, mandado traer por Álvaro. Los meseros repartieron a los invitados replicas exactas del pastel de los novios, era pequeños pastelitos personales. 

Cuando hubo un período de música romántica por parte de uno de los grupos, Pablo dejó a Helena bailando con Oliver, algo que sorprendió la sorprendió mucho. Entonces se dio cuenta que él estaba sobre el escenario y pidió el micrófono. 

- Helena, esta es una de las tantas canciones que me has inspirado a escribir, espero que te guste. 
- Pablo… - Oliver llevó a Helena a la mesa principal y ahí estaban Guillo, Verónica, Renata y Alfredo, para acompañarla mientras escuchaban a Pablo. 
Quiero ser tu canción desde principio a fin
Quiero rozarme en tus labios y ser tu carmín
Ser el jabón que te suaviza, el baño que te baña
La toalla que deslizas por tu piel mojada 
- Yo quiero ser tu almohada, tu edredón de seda
Besarte mientras sueñas y verte dormir 
Yo quiero ser el sol que entra y da sobre tu cama
Despertarte poco a poco, hacerte sonreír
Quiero estar en el más suave toque de tus dedos
Entrar en lo más íntimo de tus secretos
Quiero ser la cosa buena liberada o prohibida
Ser todo en tu vida. 
- Todo lo que me quieras dar quiero que me lo des
Yo te doy todo lo que un hombre entrega a una mujer
Y más allá de ese cariño que siempre me das
Me imagino tantas cosas quiero siempre más 
- Tú eres mi dulce desayuno, mi pastel perfecto
Mi bebida preferida, el plato predilecto
Yo como y bebo de lo bueno y no tengo hora fija
De mañana, tarde o noche no hago dieta
Y ese amor que alimenta a mi fantasía
Es mi sueño, es mi fiesta, es mi alegría
La comida más sabrosa, mi perfume, mi bebida
Es todo en mi vida. 
- Todo hombre que sabe querer
Sabe dar y pedir a la mujer
Lo mejor, y hacer de ese amor
Lo que come, que bebe, que da, que recibe. 
- Pero el hombre que sabe querer y
Se apasiona por una mujer
Convierte su amor en su vida
Su comida y bebida en la justa medida 
- ¡Bravo! – todos los invitados estaban sorprendidos del talento del heredero de la fortuna Duart. Y notaban lo enamorado que estaba de su esposa. 
- Gracias, gracias – decía Pablo aún al micrófono. 
- Te has lúcido con esas canciones. Todos los invitados están sorprendidos del talento que tienes - le alabó Helena cuando fue a sacarla a bailar. 
- Solo quiero sorprenderte a ti. 
- Yo lo lograste, la canción es maravillosa. 
- Lo es únicamente porque fue escrita para alguien que es aún más maravillosa – siguieron bailando por horas y veían como los invitados estaban más que fascinados con ellos y con la gran fiesta que se ofrecía. 
- Debo admitir que mi madre se lució con esta fiesta. 
- Sí, tengo que reconocer que ha sido más de lo que alguna vez desee 
- Mi único deseo era verte convertida en mi esposa, ya lo demás es mera banalidad. 
- ¿Incluso la luna de miel? – le dijo al oído. Él no respondió, simplemente la apretó más fuerte y la beso tiernamente. 

Faltaban pocos minutos para servir la segunda parte de la tornaboda cuando se anunció que había llegado el momento de que los novios partieran. Las amigas más cercanas de la novia se concentraron a su alrededor y lanzó el ramo, que cayó en las manos de la distraída de Verónica que no sabía ni en donde se había puesto. Helena se retiró a uno de los salones privados para cambiarse el vestido, en donde Magdis, Lety, Renata y Verónica le ayudaban. 

- Magdis, Lety muchas gracias por todo, ha estado más que perfecto. 
- Hija no tienes nada que agradecer, tú y Pablo se merecen esto y más. 
- Además Helena, te has visto espectacular – agregó Lety – no hubo invitado al que no deslumbraras. 
- Gracias tía. 
- Vamos Hel, es hora, Pablo ya te está esperando abajo – le informó Renata. 
- Sí, esto ya casi queda. 
- Espero que se diviertan mucho y no olviden visitarnos. 
- Claro Ren, los vamos a extrañar mucho y sobre todo a mi sobrino que es un ángel. 
- Afortunadamente, si no Alfredo estaría vuelto loco. 
- No solo él – dijo bromeando. 
- Bueno… ya estas, anda vámonos. 
- Ren, gracias por todo, sin tu ayuda nada de esto hubiera pasado. Por fin somos hermanas. 
- Siempre lo hemos sido. 
- Gracias Ren y también a ti Vero, eres una gran amiga. 
- Tú también lo eres para mí y sabes que les deseo toda la felicidad del universo. 
- Guillo y tú también y espero que pronto se animen a dar el gran paso. 
- Vale, te has puesto cursi, estas cosas no son para nosotros. 
- Ya veremos. 

Helena salió del salón y se encontró con Pablo que ya la estaba esperando, se despidieron de su familia y subieron al auto que los llevaría al hotel donde pasarían lo que restaba de su noche de bodas, para al otro día partir a Europa. 

Al llegar a la suite se encontraron con que estaba decorada con docenas de rosas rojas y velas que le daba un toque muy romántico. Pablo despidió al bell boy y cargó a Helena en sus brazos, ella lo besó lentamente, sin prisa, con la plenitud de saber que era su noche y que ya nada los separaría. Cuando llegaron a la habitación le quitó el saco y empezó a desabotonarle la camisa, se la quitó con cuidado como un niño que está aprendiendo una nueva lección; lo fue empujando hasta la cama y él se quedó sentado en la orilla, le desabrochó el cinturón y los botones de su pantalón. Pablo le quitó el pequeño abrigo que llevaba y sin dejarla de ver a los ojos buscó el cierre de su vestido y lo abrió, la despojó de su vestido y de lo que le quedaba de ropa, poco a poco, dejándola expuesta ante sus ojos. Ella se inclinó, haciendo que él se tuviera que sostener con sus brazos; con las yemas de los dedos le recorrió los músculos del cuerpo, él no resistió más y la tomó por la cintura para acercarla más él y besarla. Sus labios se encontraron con los de Pablo y lo besó deseando todo, podía sentir como su esencia invadía todo su interior y sin embargo ella deseaba más, sentía como las manos de él la atraían hacia la cama y como cambiaba de posición para quedar sobre ella. Sus manos le recorrían el cuerpo suavemente, despertando en ella más sensaciones. Él deseaba tenerla así para siempre, tocar su piel era algo indescriptible y sentir sus labios, su sabor, sus caricias, lo volvían loco. No pudo resistir más y sus cuerpos se hicieron uno. Sentir a Helena suya, superaba cualquier sensación que hubiera experimentado. Incluso antes de estar con ella de esa forma, sabía que Helena era para él y para nadie más. 

- Mi…Hel…ena… - dijo cuando llegaron al límite de las propias sensaciones y de los sentimientos. 
- Pa..blo – le dijo con los ojos brillantes viéndolo directamente. Él la besó aún temblando por el éxtasis del momento, ella le mordió tiernamente el labio inferior y se dio cuenta que incluso en ese momento, lo seguía necesitando; no importaba cuantas veces estuvieran juntos, siempre lo necesitaría. 
- Te amo, te amo, te amo – le susurró al oído cuando la tomó entre sus brazos. 
- Nunca nada volverá a separarme de ti. 
- Nunca, siempre serás mía, ahora eres mi mujer, mi esposa, mi vida. 
- Te amo.


FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario