miércoles, 13 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 55

Un chofer de la empresa se encargó de ir a dejar a Pablo y a Helena a ese aeropuerto que les traía tan malos recuerdos.

- Entonces te veo una semana – dijo Pablo aún con tono triste.
- Si, no se te olvide decirme en que vuelo llegas.
- No, claro que no. Quiero que tu cara sea lo primero que vea al llegar.
- Está bien. Cuídate mucho Pablo y disfruta la Toscana por mí.
- Te prometo cuidarme pero sin ti no creo disfrutar nada.
- Pablo…
- Vale está bien, pero algún día iremos juntos, ya verás.
- Lo sé.
- Te amo – le dijo ella cuando la abrazó
- Yo a ti más – dijo antes de besarla para que no lo refutara.

Se despidieron con una tristeza y nostalgia evidente, sin embargo sabían que se verían pronto, esta despedida solo era por pocos días.

Helena llegó a Buenos Aires y el personal encargado la llevó al hotel donde se hospedaría. Lo primero que hizo al llegar fue enviarle un mail a Pablo que debería estar en el avión hacía Roma.
“Pablo. Acabo de llegar a Buenos Aires y ya estoy en el hotel, mañana me iré muy temprano a la inauguración del Encuentro y ya tengo nervios por la presentación. Avísame en cuanto llegues. Te amo. Tu Helena.”

Cuando Helena se preparaba para dormir buscó sus cosas en la maleta y encontró al lado de su ropa de dormir, una nota de Pablo. “Por si no puedes dormir. Te Amo” la nota estaba pegada a una bolsa que dentro traía una de las camisas favoritas de Pablo, esa que Helena adoraba. La camisa aún tenía su olor, Pablo había recordado que esta era la única forma que ella podía dormir cuando estaba nerviosa. A Helena le encantó el detalle.

Pablo llegó a Roma y de ahí un transporte lo llevó hasta la Toscana, en donde ya lo esperaban los inversionistas. En cuanto llegó a la villa donde se hospedaría, abrió su computadora y vio el mensaje de Helena. Sabía que por la diferencia de horario ella no le respondería un instantáneo así que decidió enviarle otro mail en respuesta.

Mi Helena, te extraño demasiado. Espero todo resulte de maravilla en el Encuentro, se que darás lo mejor de ti. Acabo de llegar a la Toscana y está espectacular, me muero de ganas de mostrártela algún día. Te AMO. Pablo.”

Al día siguiente comenzó el Encuentro de UN, en el que Helena fue presentada como una de las principales expositoras, lo que la puso aún más nerviosa pues las miradas de gente muy importante estaban sobre ella y no podía decepcionar a Antoine, quien le había dado una gran responsabilidad. Su exposición abarcaría una hora de los últimos 2 días del encuentro, pero era necesaria su presencia desde el inicio ya que representaba a UN en su división México.

Pablo por su parte recibía las mejores atenciones de los anfitriones de la villa, y las pláticas para la firma del contrato iban cada vez mejor, sin embargo, no dejaba de extrañar a Helena.

El día de la presentación y del cumpleaños de Helena había llegado y a pesar de que estaba realmente nerviosa, logró salir adelante y todos los asistentes quedaron impresionados con su talento y la claridad de sus palabras.

- Srita. Lascurain, permítame felicitarla ha sido una presentación excelente.
- Gracias Mr. Jacobson – respondió Helena a uno de los representantes más importantes de UN en Argentina.
 - Antoine, supo elegir a una sustituta digna de representarlo.
 - Agradezco mucho sus comentarios – Helena estaba satisfecha pero sabía que al otro día tendría que superarse a ella misma, para seguir contando con el beneplácito de sus superiores y público asistente.
 - Bien, será mejor que la deje. La veré mañana.
 - Hasta mañana.

Detrás de Mr. Jacobson había otras personas que también querían felicitar a Helena, no solamente su exposición les había gustado, sino que su gran belleza los había deslumbrado por completo y algunos morían de ganas de robarle al menos un segundo de su atención.

Cuando regresó al hotel, revisó su cuenta de correo y encontró felicitaciones por su cumpleaños de muchas personas que conocía, y de su familia. Pero la única felicitación que anhelaba ver era la de Pablo, que había mandado un vídeo.

- ¡Feliz Cumpleaños!... Te amo tanto MI HELENA – él estaba sentado en una especie de terraza que daba una panorámica hermosa de gran parte de la campiña. Era de día y se veía un cielo estupendo, azul y brillante. – Celebro este día tan maravilloso en el que al nacer trajiste la luz a mi vida. Tu existencia en este mundo es lo que me hace respirar cada día, a tu lado vivir es más sencillo que respirar. Agradezco a los cielos por todo lo que me has dado y por permitirme ser el dueño de tu corazón.

- Te amo, Pablo – decía ella a la pantalla de su computadora. Él movió la cámara para que pudiera ver como era el lugar donde estaba y le dio un pequeño paseo. El video cortó y Helena se sintió menos sola en el día de su cumpleaños.

En la tarde decidió dar un paseo por las tiendas que estaban en los alrededores del hotel. Cuando regresó, el gerente la interceptó a mitad del camino.

- Srita. Lascurain, Buenas Noches. Soy Fabián Cabrera, gerente del hotel.
 - Buenas noches. ¿Pasa algo?
 - Srita., estamos muy apenados pero en su ausencia hubo un problema con su habitación.
 - ¿Qué pasó?
 - Hubo una fuga de agua y la habitación se vio seriamente dañada. Por lo que necesitamos cambiarla de área.
 - No hay problema. Iré por mis cosas.
 - Ese es otro punto por el que me necesito disculpar.
 - ¿Por qué?
 - La fuga avanzó demasiado y al dejar su maleta en el piso, algunas de sus pertenencias sufrieron algunos daños.
 - No lo puedo creer.
 - Lo sentimos mucho de verdad. Necesitamos que nos autorice a proceder al secado de sus prendas.
 - Si, está bien.
 - Como disculpa el hotel le ofrece su cambio a una de las mejores suites disponibles además de una cena preparada por nuestro exclusivo chef.
 - Gracias.
 - La llevaré a su suite y le haré entrega de las cosas que se rescataron de su antigua habitación. Disculpe el atrevimiento pero era necesario antes de que hubiera más daños.
 - No hay problema.
 

Helena estaba que no lo podía creer, la mayoría de su ropa se había mojado y principalmente la camisa de Pablo.

- Vaya cumpleaños – pensó.

Cuando llegaron, el gerente tuvo que atender otros asuntos y la dejó esperando en la sala de la suite, pues la habitación estaba siendo arreglada por la mucama. Helena estaba exhausta, no podía ni entrar a su recámara y mucho menos cambiarse por lo que pidió que le subieran la cena a la habitación.

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