sábado, 2 de octubre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 45

- Hola – dijo Pablo temeroso al entrar al jardín donde se encontraba Helena.
- Hola – respondió Helena, mientras tomaba valor para preguntar - ¿Y tu novia?
- Ya no es mi novia, he terminado con ella y se ha ido.
- Te juro que al venir aquí mi única intención era cumplir con una promesa que le había hecho a Renata, no quería provocar nada de esto.
- No digas eso, el que hayas venido es lo mejor que me ha pasado en 10 años. Gracias a ti ha vuelto mi amor por la música.
- Pero ustedes estaban comprometidos.
- Nunca hubo tal compromiso, todo fue una mentira de ella, no podría comprometerme con alguien a quien no ame. – le dijo él con los ojos llenos de amor y preocupación.
- Pero ¿Y ella? No crees que es muy cruel hacerla sufrir, después de todo te ama.
- Claro que no. A Laura solo le interesa el dinero y quién soy. Nada más, nunca me ha querido.
- ¿Cómo lo sabes?
- La oí decírselo a alguien por teléfono. Y me alegra porque no hubiera podido continuar mi relación con ella por más tiempo.
- ¿Es por eso que me besaste en la mañana? ¿Por despecho?
- Nunca sentiría despecho por ella, además me entere de cómo era en realidad, mucho después de lo de la mañana.
- Entonces, ¿por qué lo hiciste?
- Helena, te besé simplemente porque mis sentimientos por ti no han cambiado, TE SIGO AMANDO y no soporto el verte llorar. Es algo que me cala el alma.
- Pablo, yo… – Helena se quedó callada mucho tiempo.
- Entiendo si es que tu no sientes lo mismo, pero no puedo seguir callando lo que siento – dijo Pablo para romper su silencio.
- No sé qué decirte.
- No es necesario que digas algo, será mejor que regrese a la fiesta – comentó Pablo algo decepcionado.
- ¿Puedo ir contigo? – Helena estaba fuera de sí, era mucho lo que había pasado y lo que seguía pasando; y su mente estaba a punto de estallar.
- Claro, pero me harías un favor y ¿bailarías conmigo? – la cara de Pablo estaba contrariada, le sorprendía la actitud de Helena que estaba extraña.
- No creo que sea lo correcto. ¿Qué van a pensar los invitados?
- ¿Desde cuándo te preocupa lo que piensen los otros?
- Desde… - no pudo responder porque nunca le había importado, ni siquiera ahora.
- No busques más pretextos, por favor baila conmigo.
- Está bien.

Salieron al jardín, donde los invitados bailaban alegremente y no se habían percatado del problema, que había habido momentos antes. La fiesta estaba muy avanzada y quedaban pocas rondas de música antes de que finalizara.

Después de una buena ronda de música alegre, el grupo siguió con una ronda de canciones románticas a petición de la pareja recién comprometida. Pablo colocó sus manos en la cintura de Helena y ella se estremeció un poco al sentir el roce de sus manos en la piel desnuda de su espalda. La primera canción fue una que Pablo parecía conocer a la perfección porque se encargo de cantársela al oído a Helena.

-
Se te olvida
Que me quieres a pesar de lo que dices
Pues llevamos en el alma cicatrices
Imposibles de borrar
Se te olvida
Que hasta puedo hacerte mal si me decido
Pues tu amor lo tengo muy comprometido
Pero a fuerza no será
Y hoy resulta
Que no soy de la estatura de tu vida
Y al dejarme casi, casi, se te olvida
Que hay un pacto entre los dos
Por mi parte
Te devuelvo tu promesa de adorarme
Ni siquiera sientas pena por dejarme
Que ese pacto
No es con Dios

- No pensé que 
aun lo conservaras  – dijo Pablo tomando el pequeño diamante entre sus dedos. 
- Nunca me lo quito porque una vez me dijiste que si aceptaba tu corazón y yo…
- Y tu respondiste que siempre lo harías – al decir esto los ojos de ambos de llenaron de un brillo especial.
- Y siempre lo haré – dijo por lo bajo. Pablo no pudo evitar atraerla más hacía él, la hubiera besado en ese momento pero no era el lugar.
- Siempre – suspiró. La canción que siguió fue una que ambos recordaban muy bien. La gloria eres tú. Pablo no perdió oportunidad y volvió a cantársela al oído.
- Mi Helena – dijo cuando terminó la canción. – prométeme que irás a la cabaña del sol, cuando termine la fiesta. Tenemos mucho de qué hablar.
- Te lo prometo.

Antes de continuar con las demás canciones el vocalista del grupo hizo una pausa.

- La siguiente canción se la dedicamos a una pareja muy especial.
Del maestro Álvaro Carrillo, esto es: Sabor a Mí.
- T
anto tiempo disfrutamos de este amor
Nuestras almas se acercaron tanto así
Que yo guardo tu sabor
Pero tú llevas también
Sabor a mí
– Helena y Pablo recordaron su última noche juntos y la frase que habían dicho. Siguieron la letra de la canción y ambos la cantaron para ellos.
-
Si negaras mi presencia en tu vivir
Bastaría con abrazarte y conversar
Tanta vida yo te di
Que por fuerza tienes ya
Sabor a mí

- No pretendo ser tu dueño
No soy nada yo no tengo vanidad
De mi vida doy lo bueno
Soy tan pobre, qué otra cosa puedo dar

- Pasarán más de mil años, muchos más
Yo no sé si tenga amor la eternidad
Pero allá, tal como aquí
En la boca llevarás
Sabor a mí
– un extraño viento de otoño pasó por la pista de baile y logró apagar las antorchas. Viéndose en la penumbra al decir esta última frase. Pablo y Helena se besaron. No fue para nada como el beso de la mañana, este fue muy corto. 

- Aún llevas sabor a mí – dijeron juntos y con un sonrisa, mientras poco a poco los empleados se encargaban de encender las antorchas de nuevo.
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Les recomiendo escuchar las primeras canciones del Reproductor:
- La mentira - Luis Miguel (compuesta por Álvaro Carrillo)
- Sabor a Mí - Luis Miguel (compuesta por Álvaro Carrillo)
- La Gloria eres Tú - Luis Miguel
- La Gloria eres tú - Los Tres Diamantes


Este capítulo corresponde al Domingo 3 de Octubre. A partir de hoy la actualización será en el transcurso del día y no en la madrugada. El próximo capítulo estará el lunes en la mañana o medio día. Gracias y sigan comentando por favor. Me gusta saber que les va pareciendo la historia. 

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