Sabor a mi - Capítulo 31

En los 2 últimos años Helena había hecho un posgrado en la Universidad de Columbia en New York, su Master of International Affairs, lo había complementado haciendo estancias en UN. Cuando consiguió el grado, de nuevo con honores, la contrataron en el departamento de UN donde hacía sus estancias. Su jefe la adoraba, por su gran capacidad y habilidad para las relaciones internacionales. Y qué decir de su padre que se sentía cada vez más orgulloso de cómo su adorada hija, había logrado destacar en su área laboral. La más feliz de todos era Helena que se había enamorado por completo de su trabajo y que ahora tenía cerca a uno de los seres que más quería a su amiga Renata. 

- Hola Hel, perdón por llegar tarde pero el tráfico esta insufrible. 

- Lo sé y no te preocupes yo también voy llegando. 

- Qué bien. 

- Y dime ¿de qué querías hablar? 

- ¿Recuerdas al muchacho que conocimos en la exposición de McBride? 

- Si, el físico ¿no? 

- Si, Alfredo. Bueno he estado saliendo con él desde ese día y la cosa es que me ha encantado. Él es tan serio, tan lógico, tan no sé ni cómo describirlo. Ay Hel, me gusta que sea tan diferente a mí y que a la vez me complemente tan bien con él. Y ayer me pidió que fuera su novia. Ya sé que podría sonar muy anticuado pero tú lo has visto es tan correcto. – Alfredo era verdaderamente alto, media casi 2 metros de estatura, era muy delgado, su pelo era muy negro y su piel era ligeramente más oscura que la de Renata. Y debajo de los lentes que usaba a diario, tenía unos bellos ojos cafés que eran tan nobles como su alma. 

- Ay Ren, que alegría me da el verte tan feliz. 

- Gracias es que él es tan especial. Y bueno debido a mi excelente animo, este año haré una fiesta para festejar mi cumpleaños. Así que tienes que ir. 

- Me vas a matar 

- ¿Por qué? 

- Por qué esa semana viajaré a Buenos Aires, por una reunión que se tendrá con él gobierno Argentino. 

- No puedo creer que me hagas esto. 

- Perdóname, si pudiera sabes que estaría contigo, pero no puedo cancelar mi asistencia. Mi jefe me quiere allá. 

- Quien me manda a tener una amiga tan buena para su trabajo. Está bien te perdonaré pero promete que en cuanto regreses nos iremos a festejar. 

- Claro. 

El viaje de Helena se dio según lo planeado. El día del cumpleaños de Renata le mando sus felicitaciones vía electrónica. 

“Felicidades, Ren. Eres de verdad increíble, has sido mi gran apoyo todos estos años. Te Quiero más que si fueras mi verdadera hermana. Mañana que regrese prometo que nos iremos a festejar. Hoy yo lo haré en tu honor, porque me iré a ver a Soda Stereo. Ha sido una suerte conseguir entradas, en fin nos vemos mañana. Helena” 

Durante 7 años el cumpleaños de su amiga, le traía dolorosos recuerdos. Pero este año había sido aún más tortuoso, no solo recordaba que un día como este había estado por primera vez con el ser que más amaba, sino que ahora también estaría en el reencuentro de una banda que en su último concierto había sido testigo de la declaración de amor más autentica que había recibido. 

Renata celebró su cumpleaños a lo grande, sin embargo le hubiera gustado que fuera como en otros tiempos, cuando estaba con sus padres, con su hermano y su mejor amiga. Ese día le había mandado un correo de felicitación a su hermano, que ya había terminado su maestría y que ahora tenía una nueva novia. No estaba muy segura de si ya había olvidado a Helena, pero le agradaba ver que intentaba rehacer su vida. 

“Hermanito, espero que te la estés pasando muy bien en Londres. Te quiero mucho y gracias por soportarme estos 25 años. Felicidades ya estás cada vez más viejito, Alfredo te manda saludos. Renata.” 

Su hermano le respondió el mensaje unas horas después. 

“Siempre tan graciosa, Ren. También te quiero mucho y me alegra que estés tan feliz con Alfredo. Sobre Londres, pues las cosas no funcionaron más y me he marchado. Ahora mismo estoy de visita con unos amigos en Buenos Aires. Por cierto ¿quién crees que se presenta esta noche en la ciudad? Pues Soda Stereo. No he perdido la oportunidad y compré entradas. También debo informarte que mañana me regreso a México, me parece que ha llegado el momento de trabajar al lado de papá. Cuídate mucho y espero ir a visitarte pronto. Pablo.” 

Renata estaba en shock, su amiga y su hermano estaban en la misma ciudad y estarían en el mismo lugar sin saberlo. De verdad que era injusta la vida con ellos dos. 

Esa noche en el concierto Pablo y Helena se divirtieron como no lo hacían en un buen tiempo, separados claro, pero había algo en el ambiente que los hacía sentirse más cerca que nunca. Ambos creían que era la atmosfera de Soda, la que les traía tan buenos recuerdos. Llegó el turno de escuchar “De Música Ligera” sus corazones se volvieron uno. Cuando terminó la canción, los dos tenían los ojos llenos de lágrimas, elevaron sus miradas al cielo y dijeron las palabras que habían dicho por primera vez hace 10 años. 

- Te amo Helena, Mi Helena. 

- Te amo Pablo, Te amo. 

Al día siguiente Helena se fue muy temprano al aeropuerto, pero su vuelo se había retrasado y tuvo que esperar dos horas. Hubo un momento antes de abordar en el que sintió un pinchazo en el corazón, pero no supo adivinar a que se debía. Solo esperaba que no le fuera a dar algún infarto o algo así. 

Pablo por su parte había salido con el tiempo justo para documentar su equipaje y pasar a la sala de abordaje, cuando iba corriendo por el área de vuelos internacionales, vio por primera vez en mucho tiempo, los ojos que lo ponían de rodillas. Era ella, su cara no había cambiado mucho, seguía igual de hermosa que siempre. Pero ahora en ella había un aire de elegancia que le recordaba a la difunta Carolina. 

- Helena!!!! – gritó con fuerza. Pero la mujer no escuchó nada y avanzó para tomar el túnel que la conduciría al interior de avión. 

Podría ser que el concierto de la noche anterior lo hubiera alterado más de lo qué pensó. Pero y si era ella ¿Qué hacía en Buenos Aires? ¿A dónde iría? Ya nada de eso importaba se había marchado. Y para él era momento de partir a México.
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