lunes, 27 de septiembre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 39

Las horas se les pasaron increíblemente rápido, no sintieron ni siquiera que la hora del almuerzo ya había pasado, llegaron a la hora de la comida. Entraron juntos al comedor y seguían hablando y riéndose, todos se les quedaron viendo. 

- Perdón se nos fue el tiempo platicando – se disculpó Pablo
- No hay problema hijo, nos acabamos de sentar. – respondió Miguel
- Ha pasado mucho tiempo separados, me imagino que tendrán mucho de qué hablar - agregó Magdis.
- Si y como ayer no pudieron platicar – soltó Renata, dirigiéndole la mirada a Laura que estaba que no la calentaba ni el sol.
- Con permiso me duele un poco la cabeza, no tengo ganas de comer – se levantó Laura y se fue a su habitación.
- Renata eso no era necesario – la recriminó Helena
- Yo no hice nada – y empezó a comer sin pena alguna.
- Ya al rato veo como sigue, no te preocupes Helena. – agregó Pablo.
- Si mejor ya siéntense a comer, que han de tener mucho apetito. – terminó por decir Magdis.

La comida pasó más amena que el día anterior, el ánimo de Pablo y Helena habían contagiado a todos en la casa.

Después Helena fue raptada por Renata y Pablo se retiro a su habitación, no tenía ganas de buscar a Laura, más bien tenía un deseo muy profundo.

Entró a su habitación y buscó su guitarra, sacó un cuaderno donde solía escribir las canciones para Helena. Y se puso a escribir lo que sentía en el corazón.

-
El alma nos juntó
con sólo un beso de testigo
cada latido prometió
que ibas a estar siempre conmigo
Hoy todo cambió
y es que has seguido otro camino
pero mi vida se quedó toda en tus labios
toda contigo…


Magdis y Lety estaban en el jardín, cerca de la habitación y quedaron sorprendidas.

- ¿Ese es Pablo?
- No, bueno no sé.
- Es que la voz viene de su habitación.
- Pero Pablo tiene años que no toca ni compone nada.
- ¿Cuántos años?
- Pues desde que… oh por dios está cantando por Helena.
- ¿Qué pasa, por qué tienen esas caras? – preguntó Renata que estaba acercándose con Helena hacia donde estaban su madre y su tía
- Es tu hermano
- ¿Qué hizo esta vez?
- Esa canción – dijo Helena con los ojos cuadrados – viene de la habitación de Pablo.
- Genial, Helena no lleva ni un día aquí y ya logró que Pablo vuelva a componer y a cantar.
- ¿Qué lo había dejado de hacer?
- Hija, después de que te fuiste Pablo no quiso volver a saber de música. Esta es la primera vez en 10 años que lo oigo cantar. – respondió su madrina
- Magdis, perdón sé que no tuve justificación al lastimar tanto a Pablo.
- No hija, por favor. Yo sé por qué lo hiciste y al final de cuentas todo eso ya pasó.
- Perdón.
- Suficiente de caras tristes, es mejor que nos alegremos porque Pablo ya está contento de nuevo.
Decidieron alejarse de ese lugar para que Pablo no las fuera a oír.

Laura salió decidida a ir a buscar a Pablo para pedirle las explicaciones que necesitaba, pero cuando iba a su habitación escuchó la música y a Toña y a otra empleada hablando.

- Ya escuchó, Doña Toña, el joven Pablo ha vuelto a tocar la guitarra.
- Si Lupe, me da mucho gusto que este tan feliz.
- ¿Cree que sea por causa de la señorita Helena?
- Supongo, que sí. Solo basta recordar cómo eran esos dos cuando eran novios. – la cara de Laura se heló, ¿Pablo y Helena habían sido novios?, quiso irse pero la plática continuaba.
- Tiene razón, me acuerdo que no había quien los separara, las serenatas que le llevaba el joven. Y con qué ojos de amor se miraban, siempre creí que terminarían casados.
- Yo también lo creí, Lupe.
- Se imagina que bonito hubiera sido ver a la señorita Helena como la nueva patrona.
- Antes me lo imaginaba, ella como dueña de todo esto, haciendo feliz al niño Pablo. Rogaba a Dios porque me concediera la dicha de verlos juntos y conocer a sus hijos. Pero ahora eso ya no es posible.
- Si lo sé. Quién diría que ahora la dueña de todo esto terminará siendo la señorita Laura.

A Laura la tranquilizó un poco lo que habían dicho las empleadas. Pero no podía evitar sentirse insegura ante la presencia de Helena, desde el principio odio la forma en que Pablo la veía, y ahora la odiaba aún más por ser la preferida de todos para estar con Pablo. Tenía que hacer algo para mantenerlos alejados

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