- Antoine ¿puedo hablar contigo un momento?
- Claro, pasa a mi oficina – le señaló, ya que iba llegando.
- He tomado una decisión
- ¿Y bien?
- Acepto irme contigo a México.
- Excelente. Helena te juró que no te vas a arrepentir. No tienes idea de cómo ayudará esto a tu carrera.
- Gracias, Antoine. Espero no decepcionarte.
- Yo sé que no lo harás.
- ¿Y cuándo tenemos que estar allá?
- A finales de Octubre, tú tranquilízate que mi asistente se encargará de todo. Sólo dime algo, ¿Tienes donde llegar o también necesitas que arregle la renta de una casa para ti?
- Pues no, a decir verdad necesito donde vivir.
- No sé hable más. Hoy mismo veré que Allie se encargue de todo eso, a menos que quieras hacerlo tú.
- No, tomaré tu oferta, la verdad no tengo mucho tiempo para encargarme de eso.
- Entonces ella se encargará de todo. Tú sólo preocúpate por terminar todo aquí.
- Gracias, Antoine.
Una vez dicho esto, empezaron los preparativos para la mudanza. Helena no quiso decirle nada a Renata pues tenía miedo de que ella y sus padrinos la obligaran a quedarse en su casa y aunque no temía ver a Pablo, el vivir a su lado podría ser muy incómodo.
Al único que le contó todo fue a Oliver, que estaba muy feliz de que ella también hubiera logrado escalar en su carrera.
- Oli, me vas a tener que ir a visitar a México, Promételo
- Te lo Prometo.
- Pero tú también debes venir a Francia, algún día. Hay muchas cosas que quiero mostrarte.
- Claro, tu solo espérame que las siguientes vacaciones que tenga, serán en Francia.
- Perfecto, aquí estaré para ser tu guía.
Los meses pasaron increíblemente rápido, cuando se dio cuenta Octubre ya había llegado y faltaba muy poco para irse. Así que tuvo que contarle la verdad a Renata.
- Hola Ren
- ¡Helena¡
- ¿Cómo estás?
- Muy bien pero te extraño mucho, me temo que un día de estos me iré a visitarte. Tengo que contarte tantas cosas.
- En serio, entonces la noticia que te voy a dar servirá de mucho.
- ¿Qué noticia?
- Que me han mandado a trabajar a México
- ¿Qué? No te creo, ¿me estas bromeando verdad?
- No. Es en serio, llego en 5 días.
- ¿5 días? Helena Lascurain Briz, ¿Desde cuándo lo sabes? – dijo con tono de molestia por la verdad que le había ocultado su amiga.
- No tiene mucho, anda no te enojes. Lo importante es que iré a visitarte.
- Sólo por eso te perdonaré. Sólo deja que lo sepan mis padres se van a poner felices.
- Este… bueno me parece que ya lo saben.
- ¿Qué?
- Pues tú sabes que mi papá y Miguel se cuentan todo y bueno Miguel no se lo podría ocultar a Magdis.
- Ah no, eso no tiene perdón Helena. No puede ser. Enterarme yo de última, bueno casi última pero no es justo.
- Renata no seas caprichosa.
- Ahora yo soy la caprichosa. Estoy decepcionada, mi mejor amiga me dejado de tercera o quizá de cuarta en su vida, porque ¿ya lo sabe Oliver?
- Mmm… Si
- Lo ves, me has olvidado.
- No podría hacerlo, eres muy importante para mí.
- No te creo, me has olvidado.
- Claro que no
- Está bien. Lo demostrarás viniendo a mi fiesta de cumpleaños a la finca.
- ¿Qué?
- Tu prometiste visitarme
- Sí, pero no en la finca.
- Entonces es cierto, ya no te importo, que dolor – dijo con la voz más chantajista que tenía y que usaba siempre que quería algo.
- Está bien. Iré.
- Genial, ya verás que contentos se ponen todos cuando lo sepan.
- ¿Todos?
- Sí, TODOS, incluyendo al lento de mi hermano.
- No Ren, por favor, no le digas que voy.
- Bueno está bien. El punto es que vienes a verme a mí y no a él.
- Sí, exacto.
- Bueno está bien. El punto es que vienes a verme a mí y no a él.
- Sí, exacto.
Siguieron hablando de cómo había tomado esa decisión y de todo lo que había pasado desde ese día. Y sobre su llegada a México, la noticia había dejado más que emocionada a Renata.
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