miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 11

Cuando regresaron a México, y Pablo cumplió su promesa de reponerle esas dos semanas a Helena. Pasaban todos los días juntos. Hasta que a la siguiente semana entraron a la escuela.
- No puedo creer que nos hagan esto – dijo Renata algo indignada al saber que Helena y ella estarían en el mismo salón pero sin Pablo y sin Diego, que se había convertido en alguien muy cercano a Renata.
- Ah, ya decía que no todo podía ser tan perfecto – respondió Diego. Y Renata lo miró con intriga. No sabía muy bien lo que había querido decir, o mejor dicho no quería hacerse ilusiones.
- Pues a mí no hace feliz no estar con Helena, pero al menos ella está con Ren.
- Tiene razón, y bueno la escuela solo ocupa la mitad del día y podremos vernos en los recesos, ya verás no puede estar tan mal. – bueno eso creyó Helena.

Ese día por la mañana Helena estaba pensativa en su recámara, había despertado mucho antes de que su alarma sonara. Sus pensamientos se remontaban al año pasado. En cómo un sueño le había cambiado la vida para siempre, en cuan feliz era ahora. Siempre lo había sido, pero no tenía comparación con las bondades que el destino le había concedido.

Era momento de prepararse, la escuela, sus amigos y sobre todo su novio la esperaban. Para variar, la llegada de Helena, provocó que muchos de los alumnos voltearan a verla. El último año se había puesto aun más bonita y no aparentaba la edad que tenía. A los pocos minutos se encontró con Diego que esperaba poder ver a Renata antes de ir a clases, pero los gemelos aun no llegaban.

Finalmente, arribaron a la escuela y Pablo saludó a su novia con la misma intensidad del año pasado solo que esta vez le dio un ligero beso en los labios. Faltaban pocos minutos para la primera hora de clases, así que tuvieron que separarse para entrar a sus salones que quedaban justo enfrente pero en edificios diferentes.

Helena y Renata, buscaron asientos y los demás muchachos no pudieron evitar ver la belleza de ambas jóvenes, por lo que no pidieron tiempo y les hicieron plática. No pasó mucho tiempo cuando llego el primer profesor y comenzaron oficialmente los días de prepa.

En el receso los que tenían esperanza de invitar a las amigas a desayunar, se vieron sorprendidos porque sus novios ya las esperaban en el pasillo. Renata corrió hacia Diego alejándose de su hermano. Pablo miraba a Helena llenó de expectación, así que cuando llegó donde estaba ella la tomó en sus brazos y le dio el beso que no le había podido dar en la mañana.
- Eso fue revitalizante – dijo Helena con una sonrisa que le iluminaba la cara.
- Te extrañé, las clases no lo mismo sin ti. – devolviéndole la sonrisa y tomando su mano.
- Lo sé, a mi me pasó lo mismo.
- ¿Quieres ir a comer algo?
- La verdad, no tengo mucha hambre y ¿tu?
- Yo tampoco, prefiero pasar este tiempo contigo que en la cafetería, rodeados de extraños que no paran de verte.
- Claro que no, pero si ese fuera el caso yo podría decir lo mismo de las mujeres. No creas que no vi como te veía esa muchacha con la que hablaban Diego y tú hace rato.
- Así que me espiabas - dijo haciéndose el ofendido, aunque más bien estaba divertido.
- No, solo es que cuando miré por la ventana ahí estaban.
- Aja si – respondió mientras tomaba la tomaba por la cintura y le susurraba al oído – Te amo aun más cuando te pones celosa.
- No estoy celosa – alcanzó a decir antes de que Pablo volviera a ocupar sus labios.

Helena sabía que no había nada que temer, podía estar segura de los sentimientos de Pablo, pero no le gustaba ver como las demás veían a su novio. Y las cosas no mejoraban mucho ya que después de la 1ra semana, Lorena, la joven que había visto con Pablo y Diego, los seguía a todos lados. Por lo que decidieron que era mejor desayunar con Diego, Renata y otros amigos que ya habían hecho. Los días pasaron, por las mañanas se dedicaban de lleno a la escuela y en los recesos estaban con sus amigos, mientras que por las tardes las pasaban juntos con el pretexto de la tarea.

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