martes, 21 de septiembre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 33

A Álvaro le gustaba ver que su hija intentaba rehacer su vida y que Oliver era un chico muy tenaz, le recordaba a él en sus inicios. Sin embargo veía que ni de lejos su felicidad se comparaba a cuando estaba con Pablo, incluso después de la muerte de Carolina, Helena seguía con ese brillo en los ojos. Pero cuando llegó a Alemania toda esa felicidad había terminado y sus ojos estaban llenos de nostalgia. 

Una calurosa tarde de Junio, Helena había regresado anticipadamente de un viaje que había hecho a Rio de Janeiro y como Oliver no llegaría a visitarla hasta la noche, aprovechó para buscar a Renata. Estuvo tocando el timbre de su departamento pero al parecer no había nadie. 

Se dirigió a los elevadores y cuando estaba esperando que las puertas de su elevador se cerraran, vio como las puertas del elevador de enfrente se abrían solo para mostrarle la escena que nunca hubiera querido ver. 

Ahí estaba a unos metros de ella. Una mujer de cabellos teñidos, mucho más pequeña que ella en estatura que besaba a un hombre. Justo cuando él levantó la vista, Helena lo vio directamente y reconoció esos ojos que amaba tanto, inmediatamente, las puertas del elevador se cerraron. 

- Pablo ¿Qué tienes? 
- ¿Qué? 
- Tienes la cara pálida como si hubieras visto un fantasma. 
- Es que eso vi 
- ¿Qué cosas dices? 
- Nada, olvídalo. Será mejor que entremos. 
- Está bien como quieras. 

Helena salió casi corriendo del edificio, y tomó un taxi que la llevará directamente a su casa. Álvaro seguía en UN así que estaba prácticamente sola. Se encerró en su habitación y sintió como el dolor invadía cada parte de su cuerpo. Durante 9 años creyó que estaría preparada para una situación de ese tipo, pero la realidad la superó era demasiado ver a Pablo besar a otra. Las horas pasaron y la noche cayó sobre la ciudad. 

- Srita Helena, el joven Oliver la está esperando en la sala – Helena se había olvidado por completo de la visita de Oliver, no podía dejarlo plantado, así que se arreglo y salió a su encuentro. 
- Hola, Oli – le dijo Helena con voz rasposa de tanto llorar. 
- Helena – cuando Oliver la miró se dio cuenta al instante que ella no estaba bien. - ¿Qué tienes? 
- Nada, solo me dolía un poco la cabeza. 
- ¿quieres que me vaya? 
- No, ya pasó. Mejor vamos a salir, quiero dar una vuelta 
- Será como gustes, hermosa. – Oliver la abrazó y le dio un beso en la frente. 
Salieron de la casa y caminaron por la calle, tomados de la mano. 

- Helena, dime qué te pasa. No creo que un dolor de cabeza te haya puesto así. 
- Oli, no sé de que hablas. 
- Por favor, confía en mí como lo hacías al principio. No quiero que eso cambie en nosotros. 
- Es que… - Helena se había dado cuenta que no le podía seguir ocultando la verdad a Oliver. Él había sido honesto sobre sus sentimientos y ella tenía que serlo también. 
- ¿Qué? 
- Oliver hay una parte de mi vida que no te he contado, perdóname por habértelo ocultado pero no es algo que me guste recordar todos los días. 
- Helena no hay nada que haga que mi aprecio por ti disminuya. Cuéntame por favor 
- Cuando vivía… - ella comenzó a relatarle toda su historia con Pablo, la muerte de su madre y cómo dejó al gran amor de su vida. 
- Por dios, nunca había escuchado algo así. ¿Y porque estas así, si eso pasó hace tanto? 
- Porque hoy vi a Pablo. Estaba con la que imagino es su novia. 
- Ahora entiendo. 
- Perdóname Oli, yo se que tu pones tanto de tu parte para que esto funcione y yo arruino todo por una simple imagen. Eres encantador y mereces algo mejor que yo. 
- Helena, por favor no te disculpes. Amar no es un pecado. 
- Es que no tengo derecho a contarte todo esto y mucho menos a estar triste por algo que yo misma provoqué. 
- Un amor así es difícil de olvidar. No tienes la culpa, ni siquiera te puedo reclamar. 
- Pero es que ahora soy yo la que debe entender que yo lo eché de mi lado y entre nosotros ya no puede haber nada. En esta historia no hay segundas partes, pero me cuesta tanto olvidarlo. 
- Tranquilízate, no sufras más. Por favor. – Oliver la abrazó muy fuerte cómo tratando de que ella no se desmoronada. Él suponía desde hace tiempo que su tristeza tenía nombre y apellido, y ahora que sabía la historia, tenía que reconocer que él tenía pocas posibilidades de ser parte de su vida. 



Renata llegó a su departamento en la noche y escuchó los mensajes de la contestadora. 

- “Hola, Ren. Ni adivinas, mi regreso a New York se ha adelantado y llegó antes del medio día. Tengo muchas cosas platicarte, te busco en la tarde. Te quiero. Helena” 
- ¿Muchos mensajes, cuñada? 
- ¿Cuñada? y a esta que le ha dado para llamarme así, ni aunque se casará con Pablo, y ruego porque no lo haga, nunca le permitiría decirme así. – pensó Renata con recelo y con temor de que Helena hubiera ido cuando estaban ahí Pablo y Laura. 
- ¿Renata? 
- Ah perdón, nada nuevo. 
- ¿Es muy común que los gemelos se pongan igual de raros el mismo día? 
- ¿Qué? – la pregunta tan incoherente de Laura, hizo pensar a Renata sobre de dónde sacó su hermano a esa novia. 
- Pues hace rato que llegamos veníamos en el elevador y justo cuando nos bajamos él puso la misma cara que tienes ahora. 
- Oh – Renata no pudo responder más, ¿podría ser que Pablo vio a Helena? 
- Bueno me voy a descansar, no quiero tener ojeras y estar toda fea al llegar a México. 
- Sí, claro. Hasta mañana. 
- Hasta mañana. 

Después de que Laura se retiro a su habitación. Renata se quedó en la sala pensando en las posibilidades que habría de que se hubieran encontrado. 

- Como quisiera tener a Alfredo aquí para me dijera su respuesta aritmética. - al decirlo, la sola idea le sacó una sonrisa. 
- ¿Estás hablando sola? 
- Pablo, ¿qué haces despierto? 
- No he podido dormir y vine por un poco de leche. 
- ¿Qué otra de las cualidades de tu noviecita es roncar? 
- Ren, no es gracioso. – la verdad era que seguía preguntándose si de verdad la mujer que había visto era Helena. O solo producto de su imaginación como aquella vez en Buenos Aires. 
- Bueno, bueno me disculpo por esa. Pero ya que estas aquí, dime ¿qué tal van las cosas entre ustedes dos? 
- Bien, creo. 
- ¿Cómo que crees? 
- No me hagas caso. 
- Pablo, por favor confía en mí. 
- Está bien. Yo sé que logras ver lo diferente que pensamos ella y yo, y aunque al principio eso me atraía mucho pero ahora esas diferencias nos están pesando cada día más. Y por si eso fuera poco sus celos me hartan. 
- Yo soy fiel creyente de cómo dos polos opuestos pueden ser los más felices, pero Pablo ¿por qué sigues con ella si es obvio que ya no te hace tan feliz como antes? 
- Pues porque de cierta forma todos esos problemas me hacen tener a Helena lejos de mi mente, el que sea tan diferente de ella me ayuda a no extrañarla tanto. 
- ¿La sigues extrañando? 
- Sí, hay días en que no sé cómo he podido estar tanto tiempo sin ella. Pero yo le hice una promesa y la voy a cumplir. Seguiré luchando por sacar adelante mi relación con Laura. 
- Espero que así sea hermanito, aunque ella no es santo de mi devoción sé que te devolvió un poco de la felicidad que habías perdido. 
- Gracias, Ren. Bueno será mejor que me vaya, si no mañana no vamos a llegar a tiempo. 
- Buenas noches. 
- Buenas noches, Ren. 

Pablo regresó a su habitación y por un momento pensó en regresar a la sala y preguntarle a Renata si acaso era posible que Helena estuviera en New York, pero decidió que no tenía sentido. Probablemente su hermana no le diría nada. 

Después de aquella noche en que Oliver conoció a fondo la pena de Helena. Tomó una decisión y habló con ella. 

- Hermosa, creo que debemos hablar. 
- ¿Qué pasa? 
- Hel, lo que pasó la otra noche, me hizo darme cuenta que en este momento no hay nada que pueda hacer para sanar tu dolor. 
- Oli… 
- Déjame terminar. 
- Creo que lo que necesitas ahora es un amigo, no un novio. Mis sentimientos seguirán ahí, pero será mejor que volvamos a ser amigos. 
- Gracias, eres tan bueno conmigo. 
- Helena te soy sincero. Quiero seguir ganando tu cariño como amigo, para que algún día me llegues a querer como algo más. Sé que no debo tener muchas esperanzas pero siempre estaré para ti. 
- Eres el mejor Oliver, el mejor.
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Hoy habrá doble capítulo, espéralo en el transcurso del día.
La recomendación del día: Me cuesta tanto olvidarte de Mecano

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