martes, 21 de septiembre de 2010

Sabor a mi - Capítulo 34

Los meses pasaban rápido y Helena había vuelto a recuperar la tranquilidad. Oliver seguía frecuentándola y Renata era muy feliz con Alfredo. Una tarde de marzo, fueron a tomar un café y Renata le dijo una noticia que la puso triste.

- Ay Helena necesito decirte algo.
- ¿Dime?
- Ayer Alfredo me dijo que tiene que regresar a México.
- ¿Por qué?
- Es que su beca para estar aquí está a punto de vencer y no puede quedarse más tiempo. Habían dicho que posiblemente el CERN lo llamará pero aún no pasa y él tiene que irse.
- Oh no.
- Hel, no sé qué hacer. Él dice que sobreviviremos a la distancia, pero y si pasa lo mismo que pasó con Diego.
- Renata no compares el gran amor que se tienen tu y Alfredo, con la tontería que era Diego.
- Lo sé, pero no puedo evitar tener miedo. Por eso he pensado en irme con él.
- Te entiendo, Ren, si yo estuviera en tu posición haría exactamente lo mismo.
- Es que sé que si me voy, posiblemente no quieras visitarme.
- Estás loca. Claro que te visitaría.
- Incluso si mi hermano esta allá.
- Si el está, iré. Renata eres como mi hermana, y lo que pasó entre Pablo y yo fue algo muy hermoso que tuvo que terminar. Ahora él es feliz y yo también lo soy.
- Ay Helena, no sabes lo feliz que me haces. Gracias por apoyarme. Prometo que yo también vendré a verte.
- Eso espero.

Ambas amigas siguieron platicando los detalles de la mudanza. Y a Helena a pesar de que le dolía no ver más a Renata, tenía que admitir que lo que le había dicho era verdad. Siempre iba a amar a Pablo y por eso deseaba su felicidad. Y la próxima vez que tuviera que verlo sería diferente.

Renata se fue a inicios de abril, con la promesa de Helena de irla a visitar un día. Aunque ya no estaba más su amiga a su lado, seguía teniendo su trabajo que tanto amaba, y en el que cada día era mejor, y la compañía de Oliver que ahora la visitaba una vez por mes. La crisis económica que se vivía en USA en esos días, había afectado también sus viajes. Sin embargo un día a mediados de Mayo, Helena recibió su visita, algo inesperado ya que solían verse hasta finales de mes.

- Oli que grata sorpresa.
- Hermosa, ¿cómo estás?
- ¿Bien y tú? ¿Qué no ibas a llegar hasta la siguiente semana?
- Sí, pero tenía que hablar contigo en persona.
- Pues dime, que es eso tan urgente que te obliga a venir.
- Helena, me han ofrecido irme a Estrasburgo al Parlamento de la Unión Europea.
- Oh por dios. Es lo que siempre habías querido.
- Lo sé, Helena no te quiero dejar, prometí estar a tu lado. Pero no sé si pueda rechazar esta gran oportunidad.
- Oliver Ellsworth, ni se te ocurra quedarte por mí. Sé que habíamos acordado algo, pero no puedes dejar ir tus sueños, por algo que no es seguro.
- No estás enojada conmigo.
- Claro que no. No podría estar más feliz por ti.
- ¿Seguirás siendo mi amiga?
- Por supuesto Oli, siempre seremos amigos.
- Gracias Helena, de verdad que eres maravillosa.

Así Helena fue testigo de cómo su mejor amigo lograba cumplir sus sueños. Le alegraba que todos fueran felices, pero no podía evitar sentir nostalgia pues ya no tenía ni a Renata ni a Oliver a su lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario